Es difícil no desear comer la fruta madura,
cuando se deja observar entre las ramas.
no desear morder, hasta la pulpa,
cuando se ve tan roja, húmeda y aterciopelada.
Es difícil no estirar las manos y tomarla,
cuando la luz de un nuevo día la acaricia,
no querer tomarla con fuerza, arrancarla.
Y sentir en tus manos como palpita,
Justo antes de meterla en tu boca y devorarla!
Uslar
Una mañana antes de irme al trabajo, ella se despertó y se sentó en el mueble frente al mio y no pude dejar de mirar sus piernas. Recuerdo que me fui pensando en ella... Y esto lo escribí en el camino.
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