Todo es gris, el cielo, la tierra
las nubes, la lunas y las estrellas
incluso los rostros, otrora sonrientes
hoy lucen cual mascaras mortuorias
de frío mármol gris
No hay ruido y tampoco silencio
Pero si una vibración infinita
desde el centro mismo de la tierra
que aturde, sobrecoge y aquieta
Miles de sombras, deambulan
tranquilas, esperando la muerte
Que por ellos tanto aguarda
y que a otros tan rápido lleva
A veces piensan que su castigo es la vida
lejos de toda esperanza, dignidad y certeza
Que existe algo mas que su cama
el horno rugiente, el traje a rayas
o el honor de saberse el pueblo elegido
Uslar
Mi primer poema sobre el holocausto.
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