Atrapado en tus silencios me hallo en un continuo estado de epifanía, pues me imagino que así de callado y quieto era el mundo antes que dejáramos en el la primera huella.
Voy a un rincón de mi mente y escribo o intento escribir como queda mi alma en estado de ausencia cuando te quedas callada.
Para mi tu voz viene a ser luz y tu risa son los rayos solares que acarician mi piel cuando te siento tan cerca.
Tu voz es vida y tus silencios largos o cortos lo sumen todo en una especie de rigor mortis que todo enfría, congela, silencia.
Pero no me quejo pues tus silencios me nutren, me enseñan que aprender lo realmente importante de la vida, siempre duele.
Háblame, vamos háblame, pues también soy de esos hombres que aprende del amor, la alegría y la luz que todo lo envuelve cuando tus silencios acaban.
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