Amigo, vengo a decirte adiós
Adiós, pues nos separa el destino
Te fuiste a habitar las estancias
Que para mi, no están preparadas
Tus cabellos de hoja en otoño
Nunca mas brillara bajo el sol
Quietas estarán todas sus hebras
Por siempre, hasta el juicio final
Tus parpados están cerrados
Fuertes, como el duro acero
Tus ojos no verán las lagrimas
De los que hoy, en ti, se fijan
El sonido de tu voz, limpio y sereno
Ya no se alzara mas junto al viento
Nuestro oído no captara esa risa
que a todos pintaba alegría en la cara
Tus blancos labios están cerrados
Ya no cantaran, no darán el beso
Que apague el llanto de la triste dama
que a su niño por siempre en la tierra deja
Tus manos finas, hoy en tu pecho
Nunca mas tocaran los cabellos
No secaran las sentidas lagrimas
De la bella mujer que quedo solitaria
Hoy yaces tristemente sereno
eternamente tranquilo, silencioso, quieto
Rama quebrada repleta de fruta
Flor arrancada en plena primavera
Amigo, vengo a decirte adiós
Con la mente llena de recuerdos
y en mi mano con una rosa viva
Cortada en su plenitud, como fue...
Tu vida.
Uslar
Estas letras nacieron de la tristeza de saber la muerte de un jovenzuelo a quien conocí.
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