Acariciaban suavemente el perfil de la montaña los
rayos del sol cuando despertó. Ella, Abriendo los ojos de una vez miro el blanco
techo de su habitación y vio la inocente danza de la sombra de la cortina meciéndose
delicada con el viento. Bajo sus ojos y vio su cuerpo entre desnudo y cubierto
por la sabana rosa que siempre la cubrió del frio. Siempre, siempre, hasta la
noche anterior.
Y de pronto
Se sintió hermosa, mirando la delicada curva de sus senos. Se sintió hermosa
viendo su vientre, viendo su ombligo, se sintió mujer. Giro su cuello y lo vio
a el, Placido, complacido y durmiente. Su blanca tez, y su cabello color madera
oscura, vio su barba de dos días y su cuerpo descubierto. Miro Su pecho
cubierto sutilmente de incipientes vellos... Sus brazos, esos brazos de apariencia
débil que la elevaban grácil por los aires en sus juegos. En fin admiro a ese
hermoso sujeto que cada día la enamoraba con besos, con flores y con poemas...
Lo amaba... Sencillamente lo amaba y ella sentía
en lo más profundo de su ser que el también, no había duda, Era su primer amor.
Cerró los ojos y mientras sutil y ascendente se dibujaba una curva en sus
labios recordó la noche anterior... Recordó las flores, ese hermoso ramo de
variopintas flores! rosas y margaritas, calas y girasoles, el hermoso ramo que
sobre la solitaria mesa yacía sumergido en agua... Recordó las miradas y las sonrisas
bajo la celestina luz de las velas... Se vio bailando con el por vez primera,
esa noche, después de la cena -los dos eran malos y por cada paso había un
tropiezo y un pisotón pero siempre un beso- y rio, de sus labios salió una risa
inocente... "...Jajaja..." y para no despertarlo, su hermosa mano
tapo rauda sus bellos labios... Recordó que fue ella quien de
la mano lo llevo a la habitación oscura, iluminada
solo con el claro de luna... Todo inmóvil, todo en su sitio correcto. Su
cama... La cama donde dormía... Solitaria en las noches frías...
Su cama, la cama donde siempre durmió uno...
Aquella noche
por vez
primera iba a albergar a dos. Mordiendo su labio inferior recordó como la ropa caía
al suelo, cual pétalos de una moribunda flor... Cada prenda caía suave y
decidida se entremezclaba con las otras, falda, pantalón, blusa, bragas, y los
shorts. Abrió los ojos y vio el cuerpo de el descubierto y tocando suavemente sus
caderas, lo recordó desnudo por primera vez junto a ella. Y lo suave que sintió
su piel cuando toco la suya, recordó su perfume, esa aroma de bosque húmedo, de
bosque florido que siempre le encanto, pensó que lo único claro de la habitación
oscura era la piel, desnuda, blanca. Sutil y hermosa de los dos... Era amor... Recordó
caer a su cama conmovida... Beso a beso... Beso a beso fueron cayendo... Y de allí
en adelante fue todo único, confuso pero infinitamente placentero... Todo fue
hermoso, todo fue sueño... Oído, tacto, gusto, olfato y vista... Todos se
unieron para sentir al amor...
Al amor que ya no podía ser contenido entre los
dos, hubiesen tenido que gritarlo en medio de todos o castamente acariciarse y
besarse hasta romperse los labios. Amor... Fue lo que mantuvo sus cuerpos
juntos en esa noche hermosa, amor fue lo que fluyo entre sus besos, y sus
caricias... Amor fueron sus palabras, fueron los susurrantes te deseo que se
prodigaban... Fue amor lo que esa oscura y hermosa noche prendió en lo mas
profundo de su ser esa llama eterna que llaman pasión. Ella bella y pensativa abrió
los ojos, y enderezándose le paso las manos por su cuerpo mientras lo llamaba, con
una voz desde lo profundo, una voz de mujer que llama a su hombre desde la profundidad
de su deseo “…Buenos días... -Mirándolo picara y con ese brillo en los ojos
único de la mujer enamorada- Hoy quiero amarte otra vez! –dijo- Y el
despertando... La estrecho entre sus brazos he hicieron las horas siguientes...
Un tiempo para recordar.
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